sábado, 14 de julio de 2012

Un abrazo con el corazon


Ay, mis nachas! Viajar de Chorrillos al Callao no es precisamente un paseíto por la playa… menos si tienes que tomar dos taxis ya que, aunque parezca contradictorio, en uno solo sale más caro. Sin olvidar el detalle que ir por la calle “brincando en una pata” es ligeramente agotador. Pero bueno, llegué, 9.10am, buena hora, no hay tanta gente en la cola. A pesar de lo lejos que queda el INR (Instituto Nacional de Rehabilitación) y lo peligroso de la zona (queda por los “barracones”) la necesidad de atención en terapia física a un costo “asequible” hace que, como yo, llegue tanta gente casi como al mismísimo Plaza san Miguel. 


Así que es buena hora para sacar mi cita en el gimnasio… curioso, siempre lo relacioné con patas musculosos, chicas trabajando nalgas de 40 quilates y pesas hasta debajo de las sillas… pero ahora esta palabra me hace pensar en colchonetas, barras paralelas (y no las de gimnasia olímpica), terapistas y “cojitos” por todos lados. Ni modo, que se hace, ahora toca esta nueva versión de gimnasio, sin cambiar el propósito del mismo, ya que la razón fundamental sigue siendo fortalecer los músculos pero en este caso en particular, los músculos del “muñón” (Nombre medio raro que suena a “menudencia” pero que es la palabra técnica para hacer referencia a la parte del cuerpo donde se realizó la amputación). 


Chesu, la terapia es a las 11! Ni modo, mejor haber llegado temprano a llegar con las justas y tener que mecharme con la gente para sacar tickets. Menos mal traje mi revista para distraerme. Hay un poco de solcito así que me sentaré en una sillita del patio, como quien toma sol y se distrae mirando a los pacientes como hacen sus terapias… no hay nada más que ver porque el parque automotor está bien caín por aca jajaja. 


Veamos, artículo bueno para leer… busquemos… no hay deportes… espectáculos… turismo, puede ser… política, estoy harto… ajá! Mensaje en el celu, un bb chat, a ver quién será… vamos a ver qué me dicen, y por ahí que me distraigo un poco… jajaja, pa’ eso me escriben, para… 


De pronto interrumpen mi chisme calientito, siento un pequeño golpecito en la espalda, difícil de reconocer pues no es pequeño como un dedo ni grande como una mano, tampoco es blando como la piel, más parece que me pasan la voz con un periódico enrollado… volteo, bajo la mirada, me quedo perplejo, casi sin aliento, pero no puedo demostrarlo, a mí tampoco me gusta que me miren así, como si fuera algo totalmente extraño, raro, fuera de este mundo… no me gusta que me miren así y menos me gusta mirar así a otras personas, menos si se trata de un niño tan pequeño. 


Era un niño que llegaría a los 6 años, lo deduzco más que todo por la forma de su carita que por su tamaño pues se le veía más pequeño de lo que debería; se le notaba un problema general de desarrollo físico y mental, pero era más que envidiable la energía que emanaba de su espíritu, un espíritu inocente, tierno, cariñoso… como cualquier otro niño. 


Mis 2 segundos de impacto y sorpresa cambiaron por ternura y afecto. Era un niño muy dulce con la mirada traviesa y curiosa así que imaginé sus intenciones:


 - “Hola pequeño, como estas?”
 - “Ben” (como imaginé, también tenía problemas de lenguaje)
 - “Estás solito?” – le pregunté
 - “No, bi bami etá por allá”
 - “Ah que bueno que estés con tu mami, y tú qué haces por aquí?” – puede parecer tonta la pregunta pero ante la situación es difícil encontrar la pregunta adecuada…
 - “Me toca jugad con mi profe Lili” 
Que ternura, como todo niño a esa edad piensa que todo es juego, inclusive la terapia… aparecían muchas interrogantes sobre que tendría el niño y sobre todas las terapias que tendría que hacer para poder sobrevivir a esta sociedad tan injusta y egoísta… no, no pienses en eso ahorita, eres capaz de llorar, piensa en otra cosa… es un niño, tierno, sigue conversando con él…  
 - “Ah que bueno, a mí también me toca jugar con mi profesora Gianina, la conoces?”
 - “No” – Moviendo la cabeza, mejor dicho, sacudiendo la cabeza… me hizo acordar al chavo del 8. Luego se quedó quieto, como pensando unos segundos si decirme algo o no, se notaba la duda y a la vez la curiosidad en su rostro sin dejar de lado esa ternura que solo los niños pueden sacar de sus expresiones como quien saca una moneda del bolsillo. No se me ocurría como sonsacarle lo que tenía en mente pero se me adelantó y me dijo:
 - “Señod, que pasó con su pierna?” Ajá! Lo imaginé! Es la pregunta que me hace el 50% de los niños, y solo 50 porque la otra mitad se lo pregunta a sus papás…
 - “Bueno hijito, me enfermé el año pasado y me tuvieron que operar, sólo así me podía curar y ahora ya estoy bien” – Y esbocé una ligera sonrisa, real, pues siempre me siento bien de pensar que ya pasó el cáncer.
 - “ah ya…” – me respondió, tal vez sin entender nada de lo que le dije. “Y le va a volver a crecer?”
Los niños y su inocencia, el no conocer tantas cosas los hace curiosos y lindos, sin que molesten sus preguntas pues así es como empiezan a conocer el mundo. Pero la respuesta era más complicada de lo que podía manejar, en fracción de segundos pensé varias respuestas y ninguna de ellas me parecía adecuada… sentía como si la pregunta fuera “papa Noel existe?”… y no podía quedarme callado, y tuve que responder:
 - “bueno hijito, yo ya estoy muy grandecito para que me crezca de nuevo, por eso vengo acá, porque me van a dar una pierna de “transformer” para que pueda caminar de nuevo” – Y bueno esa historia funcionó con mi sobrino que tiene casi la misma edad, así que había que probar… 
 - “Ah ya…” – volvió a responder, con más dudas que al inicio pero sin dejar su inmensa ternura. Y luego me dijo: “Mi bama me dice que si dezo mucho a diosito pronto estaré bejor… tu también dezale y seguro te dará una piedna nueva ya?”
Se me parte el corazón. Siento que mis ojos arden y se humedecen, el nudo en la garganta queda chico y parece más un torniquete con cadena de barco… Siento que hasta me baja la presión. Estoy a punto de llorar, pero no puedo, no delante de ese niño tan bello que viene a darme la solución para mi pierna. Qué hago! Necesito una respuesta, me cuesta hablar, siento que si abro la boca hasta por ahí me saldrían lágrimas… pero no, entereza, confianza, tranquilidad, tengo que responderle sin quebrarme sino va a pensar que dijo algo malo… 
 - “hijo, tu mamá es una persona muy sabia y tiene toda la razón. Todos los días le voy a rezar a diosito y le voy a pedir por mi pierna y le voy a pedir por ti también para que pronto estés sanito, ya?” – Creo que no estuvo tan mal, su cara de tranquilidad me da calma a mí también.
 - “Ya señod. Chau” – Se despide. Antes que se vaya alcanzo a decirle:
 - “Chau hijito. Ahora anda donde tu mami y … dile que la quieres mucho.


Hice una pausa porque quería decirle que le de un abrazo a su mami pero creo que no iba a ser adecuado, así que le dije lo otro. Me sonrió y se fue. Lo vi alejarse dando brincos, feliz de la vida, como si nada malo pudiera afectarlo, como si los problemas no existieran y no hubiera nada de qué preocuparse. Se acercó a su mamá que estaba de espaldas leyendo un mural; vi que le pasó la voz con la cabeza, recién entendí que así me había pasado la voz a mí. Su mami volteó y como si leyera los pensamientos de su pequeño se agachó para abrazarlo; el niño se tiró en sus brazos, puso su cabeza sobre su cuello y con su mentón, haciendo presión hacia abajo, apretó el cuello de su madre. Fue el abrazo más hermoso que jamás hubiera imaginado. Creo que nadie pensaría en cómo dar un abrazo sin brazos pues básicamente esa es la idea, transmitir un sentimiento con los brazos… este niño me enseñó cómo. Aprendí entonces que por encima de su falta de ambos brazos, cuando uno quiere realmente a alguien, no importa cómo ni con qué, pero siempre hay una forma de demostrarle a otra persona (en este caso a su mami) lo mucho que la quieres. El niño abrazó a su mami con el mentón y fue algo tan bello y puro que efectivamente me convenció de que nada malo podía pasarle, que no tenía ningún problema y que no tenía nada de qué preocuparse. 


Yo, de nuevo con el torniquete en la garganta y los ojos nadando ampliamente en mis lágrimas, solo atiné a levantar la revista y ocultar detrás de ella el cocktel de emociones que abrumaron mi corazón, donde queda una enseñanza de vida que jamás podré olvidar, ni que tampoco ninguna prótesis podrá reemplazar.  


He dicho!


Kikin Rispa
Kikerispa2003@yahoo.es
(14 de Julio del 2012)