Todo tiempo pasado fue mejor, dice el dicho… ¿O fue peor? Yo creo que tiene sus cosas lindas y sus cosas que no lo fueron tanto, recuerdos memorables y recuerdos para el olvido; se quedan pululando en la memoria y pasan como flashes frente a los ojos, generando sentimientos de nostalgia o de frustración.
Pero creo que la gente de mi generación no debe olvidarse de lo maravilloso que ha sido nuestra infancia, así, natural, jugando con otros niños, en la calle (o parques) como siempre debe ser; y me parece que es una obligación moral y social el buscar para ellos estos espacios de sana y real diversión. Organícense, júntense, prográmense; alquilen una loza deportiva o contraten un “guachimán” para que los cuide, no sé, tantas maneras que son posibles, si se quiere, pero no permitamos que las “escondidas” y el “mata gente” queden en los álbumes de fotos guardados en el techo. No creo que ninguno de nosotros quisiera que alguien borre de nuestra memoria esos lindos recuerdos con la gente del barrio… démosles a nuestros hijos la oportunidad de que tengan los suyos… a como dé lugar.
Yo como todos tengo recuerdos de ambos tipos. Varios de ellos volvieron a mí durante la celebración de mi cumpleaños hace unos días (El cual festejé durante todo el mes). Entre los almuerzos, lonches, juergas, yunzas y playas, vinieron a mí muchos flashes de mi infancia, la cual, comparada con estos tiempos dis que modernos, realmente ha cambiado radicalmente.
Basta y sobre mencionar que yo soy de la generación “AF, AI y AC” (Ver significado en esta publicación: http://kikin-rispa.blogspot.com/2013/03/feliz-cumpleanos-huevona.html). En tan solo 25 años pasamos de usar teléfono fijo y televisores de tubos, a usar smartphones que son tan modernos que solo les falta conversar contigo… si es que ya no existen en los países desarrollados. No dejo de pensar en lo difícil que ha sido para nuestros padres adaptarse a tantos cambios en sus vidas; basta solamente ver una foto de Lima antigua (Av. Colmena) para tener una idea.
Han sido cambios radicales y es muy fácil darse cuenta cuando los comparo con las experiencias que tengo ahora con mi sobrino “Rodri”, que ya tiene 6 años, y con las "anécdotas" de muchos amigos de mi generación que ahora ya son padres.
Creo que una de las más grandes diferencia entre mi infancia y la actual, es el lugar de residencia. Esta nueva generación de “chukys” está creciendo en departamentos, al contrario de la gente de mi “promo” que nos hemos criado casi todos en casas. La forma de interactuar, de jugar, de crecer, de vivir, todo creo que es distinto. Antes era más fácil juntarse 4 o 5 chiquillos a jugar a los “Gobots”, con los muñecos de “G.I. Joe” o “policías y ladrones” en la casa de alguien, usando los espacios de manera creativa para representar los escenarios de grandes peleas y/o aventuras. También te podías meter una “pichanguita” en el patio de tu casa y, como era inevitable o casi una obligación de niño, de vez en cuando rompías una maceta o un fluorescente (o varios en mi caso… ¿o no, mamá? Jajaja). Ahora no se te pueden juntar más de 2 chibolos en el depa porque sino la vecina de abajo se quejan de la bulla y te pueden hasta botar en junta de propietarios. Espantoso…
De la mano con este tema de residencia va la relación con los vecinos. En mis épocas de “cintura de huevo” (era muuuy gordito) existía lo que se llamábamos “barrio”, y todos los días, repito, todos los días, salíamos a la calle para jugar con toda la muchachada (o sea, con la batería seria). Tranquilamente en mi barrio éramos cerca de 25 chibolos, entre chicos y chicas, desde los 5 hasta los 15 años, todos chivateando y haciendo “palomilladas” en la calle (La cual veía gracias a mi nana que a escondidas me dejaba salir… ¡porque mi mamá no me dejaba! Seguramente por eso rompía tantos fluorescentes, era mi modo inconsciente de protesta jajaja).
Así es chicos y chicas que me leen desde sus celulares, yo he jugado en la calle, en la pista, con piedras como arcos, esquivando carros que rara vez pasaban por ahí, recogiendo latas de leche para el “kiwi”, pateando la pelota lejos jugando “bata”, siendo mantequilla en “las escondidas” (porque como era gordo, no corría ni un joraca jajaja), corriéndome del “callejón oscuro” (nunca faltaba el maleado que metía taba), intentando saltar para jugar “lingo”, viendo detrás de quién me podía esconder en los “7 pecados”, siendo mordido por “rambo”, el pastor alemán de mis vecinos, usando el “chepi bola” para tirarle dedo al que hacía trampa, montando bicicleta a placer por la pista y veredas de todo Chorrillos… tantos y tantos juegos que se repetía diariamente, sin que nos tengan que cuidar los adultos, ni de día ni de noche… sí chicos y chicas, ni de noche, ¡jugábamos en la calle de noche!
En lo personal, me da pena… Y la gente que lee mi blog sabe que uso esta palabra muy poco porque algo tiene que ser realmente frustrante y/o desagradable para que yo diga eso. Pero así es, esta situación de la infancia de hoy en este país me frustra. Los niños crecen aislados, casi solitarios, con poca interacción cara a cara con otros niños. Para mí ha sido tan gratificante haber podido jugar en la pista con mis patas el orejón, el chato, el care nabo, chitara, pelón y tantos otros; y tengo tantos bonitos recuerdos de esa infancia tan alegre, divertida y tranquila, que me da pena que estas nuevas generaciones no tenga esta oportunidad de vivir una real infancia JUGANDO CON OTROS NIÑOS EN LA CALLE. “Jugar” Play o Wii es el nuevo concepto de diversión, y no dudo que es divertido, pero la relación "yo-otros" se ha invertido: Antes jugábamos con otros niños 90% del tiempo y juegos de video a solas 10%, ahora, lamentablemente es al revés.
Pero no todo es culpa de ellos y de sus nuevos conceptos de "diversión", gran responsabilidad es de los padres porque "no tienen tiempo", y los niños se ven obligados a interactuar con sus amigos, a distancia, a través de los juegos de video en línea o usando las redes sociales… que pena… También es culpa de la sociedad y de la falta de seguridad en las calles, con tantos robos y asesinatos en cada esquina. Tenemos un problema serio de no poder si quiera sentirnos tranquilos saliendo a la esquina a comprar pan y con mayor razón ya no mandamos a nuestros hijos a hacerlo. Lo entiendo y lo comparto, es un peligro gigante y tenemos que cuidar a nuestras crías.
Pero no todo es culpa de ellos y de sus nuevos conceptos de "diversión", gran responsabilidad es de los padres porque "no tienen tiempo", y los niños se ven obligados a interactuar con sus amigos, a distancia, a través de los juegos de video en línea o usando las redes sociales… que pena… También es culpa de la sociedad y de la falta de seguridad en las calles, con tantos robos y asesinatos en cada esquina. Tenemos un problema serio de no poder si quiera sentirnos tranquilos saliendo a la esquina a comprar pan y con mayor razón ya no mandamos a nuestros hijos a hacerlo. Lo entiendo y lo comparto, es un peligro gigante y tenemos que cuidar a nuestras crías.
Pero creo que la gente de mi generación no debe olvidarse de lo maravilloso que ha sido nuestra infancia, así, natural, jugando con otros niños, en la calle (o parques) como siempre debe ser; y me parece que es una obligación moral y social el buscar para ellos estos espacios de sana y real diversión. Organícense, júntense, prográmense; alquilen una loza deportiva o contraten un “guachimán” para que los cuide, no sé, tantas maneras que son posibles, si se quiere, pero no permitamos que las “escondidas” y el “mata gente” queden en los álbumes de fotos guardados en el techo. No creo que ninguno de nosotros quisiera que alguien borre de nuestra memoria esos lindos recuerdos con la gente del barrio… démosles a nuestros hijos la oportunidad de que tengan los suyos… a como dé lugar.
He dicho!
PD. Si así fue hace 25 años… ¿Cómo será dentro de 25 años o más?
Kikin Rispa
(31 de Marzo del 2013)